Hace 88 años, el 1 de septiembre de 1923, se vivió en Japón el que había sido el terremoto más grave de su historia, probablemente hasta el ocurrido este pasado fin de semana.
El Gran Terremoto de Kanto sacudió la región del mismo nombre a las 11.58 del mediodía, un área en la que se encontraban dos poblaciones densamente pobladas, Tokio (Edo) y Yokohama. El sismo tuvo una magnitud estimada de 7.9 a 8.4 en la escala de Richter. Al menos 105.000 personas fallecieron, y otras 37.000 permanecen desaparecidas.
El momento del día resultó fatídico, pues en la mayoría de los hogares y los comercios se estaba preparando la comida, con lo cual los fuegos estaban encendidos (la mayoría de gas), provocándose inmensos incendios que quemaron edificios enteros y crearon tormentas de fuego. A esto hay que añadir la capacidad ignífuga de las tradicionales construcciones japonesas, de madera y papel, y la destrucción de numerosas bocas de incendio, lo que dificultaba enormemente la labor de los bomberos, así como fuertes vientos provocados por un tifón proveniente del norte de Japón. El fuego duró dos días.
La comunicación era imposible, los edificios de los principales periódicos habían sido destruidos, no se podía viajar por la destrucción de raíles y puentes, los tranvías no funcionaban por falta de energía eléctrica. El barco Korea, que estaba anclado en el muelle de Yokohama cuando ocurrió el terremoto, fue el primero en pedir ayuda; aunque inicialmente se dirigió al Gobernador de Tokio, de quién no recibió respuesta pues se encontraban en las mismas condiciones, se envió un segundo mensaje a Osaka, que sí fue respondido. Durante la primera semana, más de 500 mensajes a otras ciudades fueron enviados utilizando palomas mensajeras.
En este tiempo miles de damnificados que se habían quedado sin nada, vagaban por los campos huyendo de Tokio; algunos murieron de hambre, siendo la mortalidad infantil altísima.
La situación de caos y pánico provocó rumores de que había coreanos cometiendo saqueos e incendios premeditados; se formaron milicias civiles japonesas, que en Okinawa asesinaron a cientos de coreanos.
Se destruyeron edificios, barcos, las líneas de ferrocarril, plantas industriales, se produjeron corrimientos de tierra en laderas…
Tras tanta destrucción, comenzó la reconstrucción, cambiando y adaptando las especificaciones de los nuevos edificios, para que pudieran resistir los terremotos por venir.
Y no sólo se reconstruyeron las ciudades, sino que en Tokio empezaron a aparecer, desafiantes, un rascacielos tras otro, como la Tokyo Sky Tree, aún en construcción, esta vez preparados para soportar futuros temblores.
Tokyo Sky Tree, en construcción |
A partir de 1995, tras el terremoto y el tsunami ocurridos en la ciudad de Kobe, las técnicas parasísmicas comenzaron a aplicarse a todos los edificios, no sólo a los de más de 100 metros de altura, y se utilizaron como base de los estudios torres como la Shinjuku Mitsuo, construida en 1974, que resistió el sismo de 1995.
Shinjuku Mitsuo |
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1 comentario:
Estremecedor...
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