Este es un comic extraño. Hace unos años, cuando ser raro, o friki, no era algo guay, cuando la sección de cómic de la Fnac madrileña eran un par de baldas escondidas en lugar de la media planta que es ahora, consiguió interesar a varios amigos que no habían leído en este formato más que las aventuras de Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón.
Se consideraba entonces (puede que ahora también), que el comic no era una lectura “seria”. Se lo miraba por encima del hombro, y se desdeñaba a sus autores. Entre tanto, algunos tuvimos la suerte de leer The Sandman, las muy variadas historias de Alan Moore, y algunas historias diferentes como La casa de los secretos, o este Midnight Nation, por nombrar sólo unas pocas obras.
En mi caso, como supongo que en el de muchos otros, todo empezó con mi afición por leer historias de superhéroes (de mutantes, para más señas), que llegaban de forma irregular al kiosko de la plaza de Begoña, de aquella el más cercano a donde vivíamos.
Tras descubrir que en los comics también había cabida para la filosofía (Prometea), para la mejor fantasía y los giros sorprendentes (The Sandman), para el terror y la realidad más cruda (La casa de los secretos), para la política (Watchmen, V de Vendetta), incluso para el más puro entretenimiento (New X-men), llegó a mis manos Midnight Nation.
Hace tiempo que estoy desconectada de ese mundillo, pero el otro día me tropecé con él de nuevo, y no pude evitar llevármelo a casa.
¿Qué tiene de especial esta obra?
Midnight Nation es una road movie a pie por gran parte de Estados Unidos, es también un viaje de autodescubrimiento para su protagonista, y de paso para el lector. Es una historia llena de ritmo, con personajes que resultan humanos y creíbles, y que plantea preguntas muy interesantes. Nos habla de los marginados, de los olvidados, dándole una vuelta de tuerca a los Morlocks de H.G. Wells (que yo descubrí a través de los X-men, como tantas otras cosas). Algo que me llamó la atención al presentar a estos personajes es que la mayoría afirmaban que no habían tenido elección, que habían acabado así porque no tuvieron otras opciones en su vida. A día de hoy, particularmente con las dificultades que están sufriendo muchos jóvenes para encontrar un trabajo y un sitio en la sociedad, esta afirmación está a la orden del día.
En general, creo que Midnight Nation nos invita a reflexionar, a disfrutar la vida, a ser consciente de que cada elección que tomamos tiene un significado y nos lleva a un lugar, y debemos aceptarlo en vez de culpar al “destino”.
También aparece el tema religioso, uno de los secundarios de lujo es Lázaro, y se plantea la eterna lucha del bien y el mal, pero, por supuesto, con un poco de trampa. Así, sin resultar pretenciosa ni demasiado trascendental, te entretiene y te recuerda esa época en qué te planteaste por primera vez las grandes preguntas sobre el porqué de nuestra existencia.
En definitiva, es una historia muy entretenida, divertida, con personajes entrañables, misterios, y explicaciones al final. Y una vez acabas de leerla, sigue rondando por tu cabeza, haciendo preguntas incómodas de esas que suelen estar enterradas bajo las nimiedades del día a día.
Midnight nation fue escrito por J. Michael Stracynski, también creador de las series de televisión Babylon 5 y Jeremiah, y de algunos números de The Amazing Spiderman, Fantastic Four y Thor, en 2011 está anunciada la publicación de Samaritan X.
Como curiosidad, al principio de su carrera trabajó en el equipo de guionistas de las series de dibujos animados de He-Man y She-Ra , y también participó como co-editor en algunos capítulos de Se ha escrito un crimen.